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Fuerte de Coquimbo
Cientos de miles de monedas, veinte vasijas de oro y diez frascos de joyas son el tesoro que el corsario inglés Sir Francis Drake robó en numerosas costas y combates alrededor del mundo, y que enterró en alguna parte de la península que descubrió en 1578; o al menos así lo cuenta la leyenda del pirata más famoso de Coquimbo.
Pero la principal ciudad-puerto de la cuarta región mantiene entre sus calles mucho más que brillantes. El Fuerte de Coquimbo fue construido en 1876 y hoy en día es un hermoso paseo junto al mar capaz de trasladarse a la historia más intensa de la bahía. Mientras tanto, en el pueblo de Guayacán -en la bahía de La Herradura- la Iglesia metálica diseñada por Gustave Eiffel y el Cementerio Inglés, con sus bellas lápidas esculpidas, han sido el orgullo de su pueblo durante más de un siglo.
En el cerro Castillo del Carmen, justo delante del Pelícano donde viven estas aves y leones marinos, los muros de piedra del fuerte parecen todavía proteger la ciudad de los barcos peruanos que acechaban la costa chilena durante la Guerra del Pacífico (1879-1883).
Aunque muchos piensan que el fuerte fue utilizado anteriormente como defensa contra los ataques de piratas - como Bartolomé Sharp en 1680 -, la verdad es que antes, en la misma colina, había un par de cañones más pequeños pero que habían sido instalados con fines militares, debido a la Guerra con España entre 1865 y 1866. Sin embargo, poco después fueron retirados por orden del alcalde José Santiago Aldunate.
El fuerte de Coquimbo tiene un solo cañón grande de 4 toneladas. La idea de traerlo desde el Fuerte de Valdivia a la ciudad en 1876 fue del empresario Joseph Lambert, por lo que algunos también llaman a este lugar Fuerte Lambert. El fuerte constituye una conmemoración de los soldados de Coquimbo que participaron en la Guerra del Pacífico.
Hoy en día, el lugar está lejos de su pasado bélico y, de hecho, es todo lo contrario, ya que gracias a la remodelación de 765 m2 que se inició en 2003, se ha convertido en un verdadero destino turístico. La iniciativa incluyó la restauración del fuerte y un depósito de perdigones, la ampliación del terreno construido y la instalación de tres torres de piedra que sirven de miradores, un portal de entrada, senderos, faroles, asientos y juegos. De esta manera, las familias y los amigos vienen a recorrer la punta de la península y a disfrutar de la vista de los pelícanos, los lobos marinos y la gran bahía de Coquimbo. El acceso al Fuerte de Coquimbo está pavimentado, la entrada es gratuita y abierta todo el año.
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